¿Es la edad un obstáculo para estudiar en la educación superior?
Para Julia, de 65 años y viuda desde hace dos, estudiar era un sueño postergado durante
décadas. Para Anita, de 62 años y madre soltera, la educación de sus hijos siempre fue la
prioridad, lo que la llevó a dejar de lado su propia formación.
Como ellas, muchas personas no pudieron acceder a la educación superior en su momento. Sin embargo, cada vez son más quienes tienen la oportunidad de hacerlo.
Según datos del Observatorio del Envejecimiento UC y Confuturo, entre 2013 y 2024, el número de
matriculados mayores de 50 años en educación superior registró un crecimiento del 157%, siendo
los institutos profesionales quienes concentran la mayor cantidad de estos estudiantes, con un
42,3% de las matrículas.
Algo está cambiando. Hoy vemos a personas mayores que se atreven, que buscan cumplir ese
sueño aplazado, mejorar su situación laboral o, simplemente, aprender y disfrutar del
conocimiento. La educación técnico-profesional les brinda esa oportunidad, sin la necesidad de
rendir pruebas de acceso a la educación superior y con el respaldo necesario para favorecer su
desempeño académico.
Estamos derribando barreras para quienes, aunque alejados del estudio por años, tienen la
determinación de alcanzar su meta. Surgen entonces preguntas fundamentales: ¿está nuestra
sociedad preparada para estos estudiantes longevos? ¿Sus compañeros más jóvenes estarán
abiertos a integrarlos e interactuar con realidades distintas?
Las instituciones de educación han comenzado a enfocarse en la formación de adultos, pero
también es clave fomentar la intergeneracionalidad, donde los jóvenes pueden encontrar en estos
nuevos estudiantes, una valiosa experiencia de vida y un ejemplo de esfuerzo, generando un
círculo virtuoso en el que ambos grupos se nutran mutuamente.
El mercado laboral también enfrenta un desafío: ¿está preparado para incorporar a estos nuevos
técnicos y profesionales mayores? ¿Se valorará su experiencia junto con los nuevos conocimientos
adquiridos? Nuestra esperanza de vida sigue aumentando y, con ello, nuestra sociedad evoluciona.
La educación está en el centro de este cambio y debemos prepararnos para lo que significa
aprender durante toda la vida.
Ricardo Lagos, rector IP-CFT Santo Tomás Santiago Centro.
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